domingo, 20 de enero de 2013

"No me temblará la mano"

Dice el cura de mi barrio que un polvorón, no es un polvorón por su papel, sino por lo que lleva dentro.  ¡Ah!  ¡Y que el papel no se come!

Puede ser que la vida sea un polvorón, ¿Por qué no?  Y con los polvorones pasa como con los regalos, que vienen envuelto. Muchas veces nos entretenemos demasiado en quitar el papel con cuidado, olvidando que, lo importante está en el interior. Que la persona que te lo ha regalado, espera ver tu cara cuando veas el interior; y que, lo rico del polvorón ( a no ser que sea de Limón) está al quitar el plástico que lo envuelve.   Pero eso tampoco significa que tengamos que quitar el papel a toda prisa y partiéndolo. Ya sabéis que  uno solo merece hacerse añicos por reír o llorar;  no lo digo yo, lo dice Albert Espinosa. Quizás el secreto está en aquella frase que solía escuchar en mi cole: "sin prisa pero sin pausa" . 

Con este viento que hace, hoy vengo a hablarles de los temblores. Todos hemos temblado esta semana. Bueno, todos no,  Marino Rajoy no; ya lo dijo claramente: "No me temblará la mano..." . Es un chico afortunado. ¿Será por qué lleva guantes?

Pero yo les hablo de otro tipo de temblores. No de los temblores de piernas que me dan cuando le veo, sino de los temblores de manos. De esas veces en las que te miras las manos y ves que tiemblan solas.   Hablo de ese temblor de manos que te entra cuando le tiendes tu mano a alguien o viceversa ( y por viceversa no se entienda ningún concepto relacionado con Telecinco).
La vida transcurre deprisa, y son muchos los estrechones de manos que nos damos.  Tengo una teoría. Cuando le das tu mano a alguien sientes un calambre. Es una sensación extraña que invade tu cuerpo; una pequeña descarga eléctrica.  El calambre, puede tener dos motivos: uno, que haga que tu mano se pegue a la de la otra persona; llamémoslo "efecto superglub"  y dos, que suceda lo contrario, que la descarga sea tan fuerte que jamás os volváis a tocar.  Llamésmolo "efecto rosa-rojo" (puñetazo en el ojo)

¿Por qué? ¿ Por qué nos tiemblan las manos?

¿ Por qué nos tiemblan las manos cuando se las ofrecemos a los demás?

¿Por qué nos tiemblan las manos cuando nos las ofrecen?


Mi teoría ( se me llena la boca con ese "Mi", no me lo tengan en cuenta, tengo hambre) puede responder a dicha cuestiones. Volviendo a ejercer mi derecho amparado por la Constitución, derecho a  la libertad de expresión,  y siguiendo el criterio de relevancia pública y sin el uso de insultos (entiéndase por insulto, la intención humillar o vejar) diré que, porque tenemos miedo.  Porque, por experiencia,  alguna vez dimos la mano y, con gesto desordenado y desagradable nos quitaron la quitaron. O porque, pensamos que nuestras manos no son suaves y nos avergonzamos de cómo son. Pero la vida sigue, y todos no somos iguales, más que ante la ley... y bueno;  eso dejémoslo ahí. Tus manos y mis manos son diferentes, son especiales. Así que en vez de entretenerme intentando arreglar con fiso el papel del polvorón; voto por ponerle un abre fácil (pero de los de verdad) y salir, salir fuera y tender mi mano, con cada uno de sus cincos dedos y esas uñas, que prometo pintar para la ocasión.








1 comentario:

  1. Una entrada espectacular dice mucho...
    un beso ;)
    http://elleeswonderland.blogspot.com.es/

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