martes, 19 de junio de 2012

Quien alimenta a un animal hambriento...

A veces, bueno muchas veces, siento la necesidad de ayudar a los demás. No pienses que por ello me sienta orgullosa, o me crea mejor que tú. No tiene nada que ver con eso. Sólo que, puedo ver el rostro triste de una persona por la calle y algo dentro de mí, me impulsa a preguntar si está bien. Esta es la misma razón que me lleva  a querer entrar en el hospital cuando paso cerca de él, y preguntar al primer enfermero que encuentre a que habitación dirigirme para contarle a ese paciente, que andará triste en su cama, que existe un mundo fuera que le espera, que solo necesita una sonrisa, que todo puede cambiar con fe. ¿Locura? Quizás enfermedad, así podría llamarse lo que me pasa. No lo sé, aunque tampoco me gustaría saberlo. Sólo sé lo que siento y cuando lo siento... Una vez, oí hablar de una persona de la que los demás decían que tenía tendencia a los "casos perdidos". Me llamó muchísimo la atención, todos decían "hay que ver cómo es". Tan sólo sé, que la conocía de apenas una hora, y ya me había estrechado entre sus brazos, y me había ofrecido su ayuda. Alomejor es que aquel día se me contagió su energía. Muchos me advertieron que no me metiera en asuntos que no eran míos, y claro, llevaban toda la razón, y no lo haría, pues lo último que querría es molestar o provocar la infelicidad de alguien a quien intentaba ayudar... pero eso no podía cambiar ese sentimiento hacia esas personas, pues quien alimenta a un animal hambriento... alimenta su propia alma.

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