miércoles, 15 de febrero de 2012

Pongámonos románticas

Apenas son las siete de la tarde, y me encuentro sentada junto a mi brasero y la mesa de camilla, acurrucada en el sofá... escuchando canciones, se me cuelan algunas mas románticas que otras, entonces me doi cuenta de que ha llegado ese momento del día en el que me pongo romántica. Cuando en ocasiones me pongo romántica (en mi caso, ocasiones habituales, sí , soy una enamorada de la vida) me da por pensar y suspirar.
Pienso en el amor, en esa sensación que te produce ver a la persona que te gusta... si hablo de esas mariposas en el estómago, hablo de esos nervios que te entran cuando le ves, esos que no te permiten a penas hablar, esos que haces te derritas tan solo con su mirada y que te sientas bien contigo mismo cuando te sonríe. Suspiro. Pienso en aquellas primeras salidas y citas que tienen dos personas que comienzan a gustarse, de esas vyueltas a casa pensando en la otra persona, en esa sonrisa que se te dibuja y que hace que se te note que te esta empezando a gustar... Suspiro. Pienso en ese primer beso, en esa primera cena formal o en esa presentación a los amigos; pienso en todas aquellas sensaciones que se sienten cuando se lo cuentas a los demás, cuando compartes esa felicidad con aquellos a los que más quieres, cuando ellos, bajo su punto de vista, te dan su opinión a cerca de esa relación. Suspiro.
Pienso en todos esos regalos que se hacen cada día dos personas que se quieren, y no hablo solo de aquellos regalos materiales, hablo de besos, caricias, abrazos... hablo de entregarse el uno al otro, hablo de convertirse en un todo. Suspiro, una y otra vez, vuelvo a suspirar.
Y llegado a este punto no puedo evitar imagianr como sería ese momento en el que a las puertas de un lugar, y vestida de blanco o beig (que más da) del brazo de uno de tus seres queridos celebras que será para siempre. Ahora si que suspiro y vuelvo a suspirar

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