viernes, 6 de abril de 2012

la religión es el opio del pueblo


Mírales, se agolpan en las calles,  tan solo para verlo salir… aunque a veces por culpa del tiempo ni eso. Sin embargo no se rinde, el pueblo pertenece a tus puertas para verte salir. Muchos de ellos lloran, llevan esperando un año, un año, 365 días que no han sido fáciles, 365 días de crisis, que ha dejado a mas de 4 millones de personas en paro, en la calle, sin empleo, personas con familias a las que sacar adelante y a las que alimentan.  Y que, como cada año, sin que nada se lo impida, ahora salen a la calle a rezar, a pedirle a ese Cristo que se pasea en la noche sevillana que les de salud, que es lo más importante, . A pedirle a su virgen que cumpla sus mayores deseos. L a calle enmudece, y tan solo la marcha que acompaña al paso forma el ruido de la cofradía. Se acerca, y se nota en el ambiente. La gente se emboba con la imagen, e incluso aquel que no es de aquí queda contagiado de la magia del momento. Y aplauden, y lloran, y sienten, como su paso se aleja por las calles de Sevilla.  Confían en él,  y en los tiempos que corren, en él y en nadie más. Cada día ven como los políticos se ríen de ellos, ven como se llevan su dinero y los dejan sin nada, ven como cada día se comenten injusticas… y lo llaman democracia. Ven como cada día muchos de ellos prometen que mejoraran su situación, y que harán que sus derechos se cumplan, sin embargo, rompen sus sueños y ni siquiera dan explicaciones. Pero esa virgen que aguarda los 365 días en el templo, esa no les defraudará. Ella tiene la solución en los tiempos que corren.  365 días, que han esperado a sus pies, viviendo la semana santa, no solo esa semana sino el resto de los días.
Me asombra, me asombra cada año la fe y la forma de vivir la semana santa de los sevillanos. Es única. Inigualable. Y me apasiona cada año contagiarme de esa ilusión, esa que me hace lanzarme a la calle, a ver como pasean a las imágenes. Y sé que es verdad, que puede parecer algo hipócrita viniendo de mí, lo siento, no suelo estar muy de acuerdo con la Iglesia y sus ideales, pero esa emoción me puede, se respira en el ambiente, y me hace aprender, y me ayuda, a seguir una vez más adelante.  Es una pasión que hace despertar a la ciudad, una pasión que nos permite a los sevillanos vivir una semana al año… ¿Una semana? Todos los días del año, pues al fin y al cabo, el resto de los días no son más que una cuenta atrás.

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