“El cine español es infinitamente mejor que los que se cagan
en él” José Luis Cuerda
Lorenzo Caprile y Dior se repartieron la noche. Eran las
19:30 y, mientras los sevillanos terminaban de discutir porque sus procesiones
no habían salido a la calle, empezaban a desfilar las primeras estrellas por la
alfombra roja.
Pudimos ver a una Maribel Verdú, nominada como mejor actriz por Blancanives, optando por un conjunto blanco y negro, acorde
con su película, y a una Inma Cuesta
vestida con un vestido palabra de honor. Preciosa iba Macarena García, de rojo pasión
y con una pulsera dorada que acababa en reloj cómo único complemento. Maravillosa.
Vimos a una Nieves Álvarez (modelo y presentadora de Solo Moda) que parecía
haber quedado atrapada en el laberinto de Alicia en el País de las maravillas.
Su traje, hacía juego con las cartas que sirven a la reina en aquella película
Disney. También parece ser que a Manuela
Velasco se le olvidó hacerse la manicura… ¡Qué poco glamour!
Pero seamos realistas lo que más nos impactó a todos fue ver
a Mario Casas con el torso cubierto.
A eso de las 22:00h, las estrellas, y algunos que otros
estrellados, estaban ya acomodados en
sus respectivos asientos del Centro de Congresos del Príncipe Felipe de Madrid.
Una Eva Hache elegante, que portaba un vestido blanco y negro con una larga
cola y cuellos altos, daría comienzo a una gran noche, a la noche del Cine
Español.
Fue una noche en la que hasta los sobres estuvieron presentes de la mano de aquel actor de los
Hombres de Paco y aquella actriz protagonista de la Señora. Se ve que ni por
esas Antena 3 y TVE se ponen de acuerdo. Los del “momentazo”, como ellos mismos
lo calificaron más tarde, fueron Carlos Santos y Adriana Ugarte, entregando el
premio a la mejor canción que fue, finalmente para Pablo Berger y Chicuelo por
Blancanieves. Al parecer ambos leyeron
uno de los cartones que se ponen en el atril para explicar quien recoge un Goya
cuando en la sala no está el ganador y olvidaron que el papel salía del sobre.
Los españoles somos así. Se nos cambia
el papel que sale del sobre y ya nos hacemos un lío.
Ya nos figurábamos todos que la noche sería en blanco y
negro; y sino que se lo digan J.A. Bayona, que con complejo de Rappel, supo
predecir ante los medios lo que pasaría horas más tarde. Aunque él tampoco
escapó nada mal. Recibió, entre otros, el premio al mejor director de manos de
A. Amenábar. Premio que dio a María Belón,
la auténtica protagonista: “Este Goya es para 230.000 personas”.
“El cine español necesita películas grandes, medianas y
pequeñas”. JA Bayona
Una gala en la que nos acordamos del resto de europeos y
latinoamericanos, que también se llevaron premios.
Lo que sí encandiló a todos y cada uno de los españoles fue
el monólogo recitado por una de las grandes, Concha Velasco. Merecida
estatuilla que al fin cayó en sus manos. Acompañada además de un pequeño
musical con sus canciones. Miguel Ángel Muñoz, gran cantante donde los haya
¿No?
Merecido, por supuesto, el Goya como mejor actor protagonista, para José Sacristán. Grande del cine. Grande
de la cultura. A sus 75 años jamás había recibido un Goya pese a su larga trayectoria
y este, ha sido su momento.
"Hay que pelear muchísimo para hacer películas tan libres, valientes y
amenazadas" José Sacristán
Fue una gala reivindicativa. Dentro y fuera. Desde el
principio y hasta el final. Una gala en la que pudimos ver a muchos con
pegatinas en sus trajes, con tijeras para abrir los sobres en los que estaba el
nombre de los ganador y con discursos que reivindicaban lo que miles de
españoles piensan. Y es que en el cine, no todo son efectos especiales, el cine
es un reflejo de la sociedad. Hubo
muchas maneras de decir las cosas. Hubo, quién prefirió el dolor para mostrar
su rabia contra las medidas del Gobierno, como Candela Peña; quién prefirió el
humor y quién simplemente pasó. ¿Es o no el cine un reflejo de la sociedad?
Por supuesto no podemos olvidar el impresionante,
maravilloso, fantástico y genial discurso de Enrique González Macho:
"Buenas noches Sr. Ministro, Vicepresidente
de la Comunidad, Secretarios de Estado y demás autoridades que nos acompañan,
señoras y señores, compañeras y compañeros: Bienvenidos a la XXVI Edición de
los Premios Goya. Vamos a ser lo más breves posible porque lo sencillo y lo
directo es lo mejor. Todos vivimos y sufrimos de una forma u otra la crisis en
la que estamos, que no sólo afecta a España, sino a la mayoría de los países de
nuestro entorno, y el cine no es ninguna excepción. Los momentos en los que
estamos nos obligan a replantearnos muchas cosas y, sobre todo, nos hacen ver
que el progreso y el bienestar no son una rueda imparable que siempre gira
hacia adelante. Como todas las crisis, se vencerá si hay energía, inteligencia,
trabajo, profesionalidad y reglas de juego claras.
Queremos ser positivos, porque somos
conscientes de que nuestro cine por un lado tiene un tejido industrial frágil
en su estructura económica, pero un enorme potencial en talento, creatividad e
ilusión. Este potencial no solo se mantiene íntegro, sino que se renueva y
aumenta con nuevas incorporaciones día a día. Desde que el cine es cine, se ha
hablado de sus crisis permanentes, y de eso en nuestra profesión sabemos mucho.
No olvidemos que llevamos años diciendo que “el cine español es un enfermito
crónico, pero con salud de hierro”. Es verdad que el año pasado nuestra cuota
de mercado fue algo mejor que en el año anterior, pero deberíamos decir que fue
algo menos mala porque es totalmente insuficiente y hemos de esforzarnos para
alcanzar la cuota que nuestra cinematografía merece.
Todos nuestros pasos han de venir
acompañados de una permanente autocrítica, mirarnos a los ojos en el espejo
cada mañana y preguntarnos con sinceridad si lo estamos haciendo bien y sobre
todo cómo podemos mejorar. Tenemos que ser plenamente conscientes de nuestras
responsabilidades cuando hacemos cine, porque nuestra obra es una parte
esencial de la marca España y de la imagen de nuestro país en el extranjero.
La semana que viene, la película Chico y
Rita de Fernando Trueba y Javier Mariscal y el compositor Alberto Iglesias
estarán presentes en Hollywood aspirando al mayor y más codiciado galardón del
cine mundial, y es muy bueno que una vez más, como casi todos los años,
nuestros profesionales del cine estén presentes en Hollywood, con lo difícil
que es. Y no sólo allí, sino también en los mejores certámenes que se celebran
en el mundo y en muchas ocasiones ganando para España los más prestigiosos
galardones. Ese reconocimiento para nuestros profesionales debería servir para
conquistar a ese público minoritario que de forma visceral, que no racional,
trata con indiferencia y en algunos casos con hostilidad nuestro trabajo. Puede
ser que tengamos parte de culpa, pero desde luego, no toda.
Y ese espejo, queridos compañeros, es nuestro
público. La razón esencial por la que hacemos cine. Para contarles historias
que les interesen, les emocionen, que les hagan pensar, llorar, reír, en
definitiva, sentir. Y ese público lo tenemos en la calle, en las salas de cine,
en su casa a través de los ordenadores y dispositivos móviles, ese público al
que nunca olvidamos, aunque algunos opinen que no es cierto.
Este año ha sido un año de grandes cambios
para nuestro país. La industria del cine los ha seguido de cerca como un sector
de la sociedad al que los vaivenes de todo tipo afectan profundamente. Estamos
ante una etapa nueva en la que se nos plantean nuevos caminos y, aunque bien es
cierto que el camino se hace al andar, es necesario saber cómo se ha de
transitar y sobre todo adónde se quiere llegar. Es necesario que conozcamos
cuál es el camino para que lo recorramos todos juntos, como única fórmula para
avanzar y llegar a metas más ambiciosas. Los cambios nos van a afectar
profundamente: cambios legislativos ya anunciados por el Sr. Ministro de Educación
Cultura y Deportes y por el Secretario de Estado de Cultura, cambios
tecnológicos que afectan no solamente a los modelos tradicionales, sino también
a los nuevos, cambios en las relaciones con las televisiones, tanto públicas
como privadas. Muchos cambios. Cambios que si se realizan con la prudencia y la
visión apropiadas, seguro que serán positivos. Pero somos conscientes de que
los cambios siempre provocan inquietudes si no están perfectamente definidos y
han de ser viables y tener como objetivo mejorar y enriquecer los modelos
anteriores.
La industria cinematográfica no se puede
permitir un salto en el vacío. Todos conocemos la complejidad de nuestro
trabajo, tan difícil como, inestable y cualquier giro imprudente puede
llevarnos a una catástrofe. Por ello hacemos un llamamiento a la prudencia, a
la lógica y a la potenciación de lo bueno ya existente sin abandonar en
absoluto las nuevas vías emergentes que probablemente marquen gran parte de
nuestro futuro.
Todos somos internautas, Internet es un espacio
que compartimos y como todo aquello que se comparte, debe estar regido por un
respeto mutuo y con unas normas de convivencia en las que estén claros los
derechos y las obligaciones, regido por el respeto y la responsabilidad. Pero
la realidad, por el momento y probablemente por un espacio de tiempo demasiado
largo, es que Internet no forma parte de la actividad económica del cine. No
dudamos que formará parte esencial de nuestro futuro, pero ese futuro todavía
no ha llegado. Hoy por hoy, prácticamente la totalidad de la economía del cine,
esos recursos que hacen posible la producción cinematográfica, no proceden de
Internet, proceden esencialmente de las salas cinematográficas, de la
televisión, del DVD y de otras formas de comercialización. Internet,
desgraciadamente, todavía no es alternativa ni sustituto, ni tan si quiera un
complemento al enorme esfuerzo económico que supone producir cine. Y no se
trata de defender un modelo antiguo o caduco, como malintencionadamente afirman
algunos.
Porque todos estamos inmersos en la búsqueda
de los nuevos modelos, esencialmente digitales. Por ello, en tanto en cuanto
ese futuro llegue, debemos seguir defendiendo aquello que hace posible la obra
cinematográfica sin dejar de investigar, invertir y desarrollar las nuevas vías
para un futuro más o menos próximo.
Nuestro cine es rico y no se puede etiquetar
sin faltar a la verdad, y esa verdad es que, como la sociedad de la que nace y
de la que se nutre, nuestra cinematografía es un crisol de miradas. El cine
español no es un género, es una amalgama de diferentes tendencias creativas que
expresan con mayor o menor fortuna el reflejo de nuestra sociedad. Es para esa
sociedad para la que hacemos las películas y queremos estar cada día más
próximos a ella.
Dentro de la Academia y del cine español hay
lugar para todo tipo de sensibilidades políticas, culturales y sociales. De
ello dan prueba las películas que compiten hoy en esta gala y que
afortunadamente son todas diversas y diferentes. No sabemos si la Academia
puede hacer mucho o poco, sinceramente creemos que hemos trabajado para todos,
buscando lo que nos une y obviando lo que nos separa, y el resultado será
siempre la unión de múltiples iniciativas individuales, en la búsqueda del
necesario acuerdo. No sabemos si lo hemos conseguido y no somos nosotros
quienes debemos juzgarlo, pero desde luego nuestra Academia es ante todo y
sobre todo un colectivo integrador de toda la industria y de todas las opciones
culturales y artísticas.
Estamos convencidos de que esa es la forma
correcta de enfocar el futuro. Vuestro apoyo debemos renovarlo día a día,
minuto a minuto, porque los cheques en blanco no existen y es bueno que así
sea. Trabajaremos siempre bajo la dirección de la Junta Directiva, compuesta
por los 28 miembros elegidos por vosotros y que de una forma muy generosa nos
otorgan su tiempo y su esfuerzo para que esta institución siga siendo lo que
es, un ente respetable y respetado, fiel reflejo de lo que es nuestra
actividad, nuestro trabajo y nuestra profesión, para que siga creciendo sin
olvidar sus raíces.
Igualmente, manifestamos nuestro
agradecimiento a los trabajadores de la Academia, personalizando en José
Garasino como máximo responsable de la dirección de esta institución. El año
pasado en la ceremonia de los Goya nuestro anterior presidente Álex de la
Iglesia, dijo algo muy importante: “trabajemos con honor” y, querido Álex,
quisiéramos añadir: “trabajemos con honor y con orgullo”, porque debemos estar
orgullosos de lo que hacemos, porque lo hacemos de la mejor forma que se nos
permite, que sabemos y que podemos.
Por todo ello, compañeros y compañeras
peleemos por un futuro aún más brillante, con honor y con orgullo. Muchas
gracias y buenas noches"
Ahora es hora de volver a casa, descansar y pensar un sitio
dónde colocar el Goya. En el caso de Bayona que vaya buscando también unas muletas.
Es hora de reflexionar, porque nosotros no tenemos a Hollywood pero los tenemos a ellos. Y no, no son tan malos.
Mejor película: Blancanieves, de Pablo Berger.
Mejor dirección: J.A. Bayona, Lo imposible.
Mejor dirección novel: Enrique Gato, Las
aventuras de Tadeo Jones.
Mejor guión original: Pablo Berger, Blancanieves.
Mejor guión adaptado: Gorka Magallón, Ignacio del
Moral, Javier Barreira, Jodi Gasull y Neil Landau , Las aventuras de Tadeo
Jones.
Mejor música original: Alfonso de Vilallonga, Blancanieves.
Mejor canción original: No te puedo
encontrar, de Pablo Berger y Juan Gómez, de la película Blancanieves
Mejor interpretación masculina protagonista: José Sacristán,
El muerto y ser feliz.
Mejor interpretación femenina protagonista: Maribel Verdú,
Blancanieves.
Mejor interpretación masculina de reparto: Julián Villagrán,
Grupo 7.
Mejor interpretación femenina de reparto: Candela Peña,
Una pistola en cada mano.
Mejor actor revelación: Joaquín Núñez, Grupo 7.
Mejor actriz revelación: Macarena García, Blancanieves.
Mejor dirección de producción: Sandra Hermida Muñiz, Lo
imposible.
Mejor dirección de fotografía: Kiko de la Rica, Blancanieves.
Mejor montaje: Bernat Vilaplana y Elena Ruiz, Lo
imposible.
Mejor dirección artística: Alain Bainée, por Blancanieves.
Mejor diseño de vestuario: Paco Delgado, por Blancanieves.
Mejor maquillaje y/o peluquería: Fermín Galán y Sylvie
Imbert, Blancanieves.
Mejor sonido: Marc Orts, Oriol Tarragó y Peter Glossop,
Lo imposible.
Mejores efectos especiales: Félix Bergés y Pau Costa, Lo
imposible.
Mejor película de animación: Las aventuras de Tadeo
Jones.
Mejor película documental: Hijos de las nubes, la
última colonia.
Mejor película iberoamericana:Juan de los muertos, de
Alejandro Burgués (Cuba).
Mejor película europea: Intocable, de Eric Toledano y
Olivier Nakache.
Mejor cortometraje de ficción español: Aquel no era yo,
de Esteban Crespo García.
Mejor cortometraje de animación español: El
vendedor de humo, de Jaime Maestro.
Mejor cortometraje documental español: A story for the
Modlins (Una historia para los Modlin), de Sergio Oksman.
Premio Goya 2013 de Honor: Concha Velasco
Porque nosotros, y sólo nosotros hemos sido capaces de coger
un cuento... y transformarlo; sin necesidad de sonido ni color, tan sólo usando
el Blancanieves. Capaces de lo imposible... ya lo dice el título... y de
mostrar a nuestros pequeños que todos podemos ser aventureros, y de que el
mejor trabajo se hace en Grupo 7. Ahora que esto no caiga en el olvido,
que el cine y la cultura sean nuestras armas y que no olviden que nosotros, los
ciudadanos, seguimos aquí.
Silencio, se rueda.